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UNIVERSIDAD COOPERATIVA DE COLOMBIA

INGENIERIA INDSTRIAL

ASIGNATURA: INGENIERÍA AMBIENTAL

DOCENTE: CATALINA ALBARRACIN

SESIÓN 2: INDUSTRIALIZACIÓN, URBANIZACIÓN E IMPACTOS AMBIENTALES.

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INTRODUCCIÓN

 

Hace unos 250 años la humanidad existía en un número relativamente pequeño y con una tecnología bastante limitada. Cualquier perturbación ambiental causada por personas era local y generalmente estaba dentro de las posibilidades de la misma naturaleza para absorberla. En los últimos dos siglos se han producido cuatro hechos que han creado problemas ambientales que superan la capacidad de asimilación de la naturaleza. Primero, un crecimiento explosivo de la población que ha creado enormes presiones ambientales. Segundo, este crecimiento, en particular en los países desarrollados, ha estado acompañado de nuevos procesos industriales que con sus desperdicios alteran el ambiente. Tercero, el crecimiento poblacional y la industrialización han dado origen a la urbanización, es decir, al movimiento de personas que emigran de pequeños asentamientos a ciudades y pueblos, lo cual contribuye a intensificar los problemas ambientales en función de la densidad de personas e industria. Por último, el crecimiento explosivo del uso de energía y la introducción de nuevos productos, en particular desde la Segunda Guerra Mundial, que han acentuado más la tensión ambiental.

En general, estos acontecimientos han tenido un impacto negativo y desastroso en ciertas áreas del ambiente físico. El éxito económico y los elevados niveles de vida en los centros urbanos de las naciones desarrolladas han estado acompañados del consumo de recursos naturales como agua, madera, depósitos minerales, suministros de energía y terrenos. Las crecientes demandas domésticas e industriales y el correspondiente agotamiento de recursos no pueden continuar de manera indefinida sin ocasionar un desorden ambiental grave.

 

PARÁMETROS DE POBLACIÓN

 

Algunos parámetros de población de uso más frecuentes son:

 

Estructura de edades: Se refiere a la distribución de edades de la población.

 

Pirámides de población: Es una representación gráfica de las distribuciones de edades y sexos en la cual la población masculina se grafica en el lado negativo (izquierdo) del eje horizontal, en tanto la femenina se muestra al lado opuesto. Las cifras se indican como porcentaje de la población total correspondiente a cada grupo de edad.

 

Fertilidad: Es el número anual de nacimientos vivos en una población.

 

Tasa de Fertilidad total: Es el número de hijos que la mujer media tiene durante su vida.

 

El crecimiento de reposición: Se da cuando la tasa de fertilidad total es aproximadamente de 2.1.

 

El crecimiento de población cero: Se produce cuando la tasa de mortalidad es igual a la tasa de natalidad y la migración neta es cero.

 

 

 

 

INDUSTRIALIZACIÓN

 

Para la mayoría de la gente, la palabra INDUSTRIALIZACIÓN tiene una conexión histórica con la Revolución Industrial de los siglos XVIII y XIX. Sin embargo, se trata de un fenómeno continuo, que actualmente se extiende por el planeta y afecta a muchas de las regiones menos desarrolladas.

La industrialización trae consigo niveles de vida más altos; se trata de una meta que persiguen todas las naciones.

 

La Revolución Industrial se inició en Gran Bretaña en los siglos XVIII. Este fenómeno se distinguió por numerosas invenciones tecnológicas que incluyeron, entre las mas notables, la maquina para hilar y el motor de vapor. Oficios tan tradicionales como la costura, la molienda de harina, la elaboración de cerveza y la fabricación de calzado se transformaron en tareas mecanizadas. El principal avance fue la conversión termodinámica de energía calorífica en energía cinética. Esto permitió secar minas por bombeo, transportar carbón y minerales a lo largo de grandes distancias, y la operación de maquinas para muchas tareas con independencia casi total de la energía motriz proveniente de personas o animales.

En último término, el beneficio de la Revolución Industrial para el individuo fue un mayor nivel de vida proporcionado por salarios más altos que generaron mayor poder adquisitivo. Esto trajo como consecuencia que la gente demandara más productos, lo cual causó un incremento en el consumo de recursos y la producción de más efluentes de las fábricas por vía aérea y acuática. La industrialización se aceleró también en las naciones más desarrolladas por la explotación de la mano de obra barata, la tierra y los recursos de las regiones menos desarrolladas del mundo.

 

MEDIDAS DE CRECIMIENTO ECONÓMICO E INDUSTRIALIZACIÓN

 

El indicador económico del nivel de vida de un país que más se utiliza es el producto nacional bruto (PNB).

 

Producto Nacional Bruto (PNB): Es la suma de todos los gastos personales y gubernamentales en bienes y servicios dentro de un país, e incluye el valor de las exportaciones netas.

 

Mejoramiento Ambiental Bruto (MAB): Es un componente del PNB que incluye los costos de las mejoras ambientales, por ejemplo el dinero que se gasta en reforestación o en medidas de control de la contaminación.

 

Es importante reconocer lo que el PNB implica y lo que no. El PNB no refleja por sí misma la salud y el bienestar económico de un país, ni muestra la distribución de las riquezas en una nación. Asimismo, no revela si los bienes y servicios consumidos benefician o perjudican al ambiente, ni indica el grado de agotamiento de los recursos naturales. Tan sólo se calcula el valor monetario de todos los bienes y servicios, de tal forma que se obtiene la estadística económica única, bastante utilizada y muy útil, pero que proporciona una imagen incompleta. Varias personas han argumentado a favor de la inclusión del agotamiento de los recursos y los daños ambientales en un indicador económico. El economista John Hardesty (Treshow, 1976, Pág. 288) afirma que en las sociedades tecnológicas modernas algunos componentes del PNB se pueden vincular de alguna manera con la destrucción ambiental, y que un PNB alto probablemente implique una tasa alto de agotamiento de los recursos. Un ejemplo citado por Hardesty es la industria automotriz estadounidense, la cual representa cerca del 10% de PNB. Una mayor producción de automóviles ayuda a mantener un PNB en crecimiento, pero también incrementa la generación de residuos derivados de la producción de acero, gases tóxicos emitidos por los motores de gasolina, la degradación adicional de nuestros países productos de las carreteras, los lotes de estacionamientos y los cementerios de automóviles. En respuesta a la necesidad de correlacionar en forma cuantitativa el PNB con los daños al ambiente y el agotamiento de los recursos se han sugerido varias alternativas. Entre éstas es notable la estadística conocida como mejoramiento ambiental bruto (MAB). Otras propuestas que incluyen efectos ambientales no han sido afinadas al grado de poder utilizarse en lugar del PNB o de manera conjunta.

La brecha del crecimiento económico entre las naciones ricas de las regiones más desarrolladas y los países pobres de las regiones con menor desarrollo se hace evidente si expresamos el PNB per cápita. La figura 2-9 ilustra lo anterior en diversas regiones del mundo, y está correlacionado con la tasa de crecimiento de la población. Un alto PNB per cápita en un país entrevé un gran número de autos, alta producción de acero, alimentos en abundancia, buenas viviendas, etcétera. Significa también que el combustible, esto es, los recursos naturales propios y los otros países que lo proveen, se están agotando y que los productos de desecho de la producción industrial (contaminantes de aire, el agua y el suelo) crearán problemas ambientales.

     

 Así pues, desde un punto de vista ambiental, una persona que habita en un país con un PNB alto puede crear una presión sobre el ambiente y los recursos equivalente a la que quizás causan cientos de individuos en un país con un PNB bajo. En este sentido las estadísticas sobre el PNB permiten hacer comparaciones entre países y que pueden ser útiles para determinar las presiones relativas sobre el ambiente y los recursos; los beneficios y comodidades de un alto nivel de vida en los países desarrollados se puede traducir, mediante el uso de estadística del PNB per cápita, como daños ambientales potenciales y agotamiento de los recursos.

 

Sin embargo, hacer comparaciones directas de datos de PNB per cápita entre países y regiones con características muy diferentes nos pueden llevar a conclusiones falsas: considerar que una persona de un país desarrollado y urbanizado que presenta una cifra de $10.000 per cápita está en condiciones diez veces mejores que una persona de un país subdesarrollado y rural con una cifra de $1.000 per cápita es, desde luego, un error. Las necesidades de los ciudadanos no son las mismas que las de los habitantes de zonas rurales; ellos proveen la mayor parte de sus alimentos, vestidos y combustible, con sus propias manos, y por tanto estos productos no se incluyen en el PNB.

 

La producción de acero también ha sido reconocida como índice del desarrollo industrial. El proceso descubierto por Henry Bessemer para convertir los lingotes de hierro en acero sometiendo a combustión las impurezas mediante la introducción de aire a la carga fue fundamental para la Revolución Industrial. Antes de esto, el hierro se fundía tostando el mineral sobre coque. Con el advenimiento del acero se hizo posible la construcción de vías férreas, barcos, puentes y maquinaria pesada que antes tenía grandes limitaciones a causa de las insuficiencias estructurales del hierro.

 

La producción mundial del acero aumentó de manera espectacular, de 0.5 millones de toneladas en 1870 a 28 millones de toneladas en 1990. En 1988, la producción mundial de acero fue aproximadamente, de 780 millones de toneladas métricas. La tabla 2.4 muestra una clasificación de los 16 países con mayor producción de acero en 1988. Adviértase que, con excepción de tres países, China, India y Brasil, todas son naciones desarrolladas. No es sorprendente ver que en 1988 la CEI y Estados Unidos encabezaron la lista junto con Japón. Sin embargo, en años recientes la tasa de crecimiento de la producción de acero en los países desarrollados ha descendido, en tanto ha aumentado bruscamente en ciertos países menos desarrollados, lo cual es un indicio de la difusión de la industrialización a las regiones de menor desarrollo.

 

 

La tasa de crecimiento de la industria pone de relieve el hecho de que la industrialización se está extendiendo. Este índice abarca las industrias minera, manufacturera, de la construcción, eléctrica y de los gases. El efecto multiplicador o de onda expansiva de la industrialización queda incluido en este índice porque, para calcularlo, se toma en cuenta variables como la existencia de mano de obra, la disponibilidad de materias primas y la infraestructura de soporte, como el transporte por carretera, vías férreas o aire. Puesto que estas variables están relacionadas con la población, el consumo y la contaminación, el índice sirve como una medida indirecta del incremento anual de la degradación ambiental. En años recientes el índice anual de crecimiento de la industria ha sido alto en los países menos desarrollados, con un valor entre 4.5 y 7.2%. Las naciones más desarrolladas alcanzaron un promedio de 3.2%. La razón de la diferencia radica en que las naciones más desarrolladas, al contar con bases empresariales grandes y bien establecidas, han alcanzado una meseta en su crecimiento industrial.

 

La estadística del crecimiento de la población de acero se  han proporcionado tan sólo como una medida de la industrialización. Se podrían citar muchas otras, como las estadísticas en relación con el aluminio, el cemento, los materiales de construcción, los plásticos, los fertilizantes, la maquinaria agrícola, los automóviles y los aviones. Las estadísticas de este tipo son proporcionadas por organizaciones nacionales e internacionales anualmente, o con pocos años de diferencia. En términos generales estos datos confirman que los aumentos en la producción industrial en el mundo se han originado con especial rapidez en los países más desarrollados durante las dos o tres décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, y recientemente en algunos de los países menos desarrollados.

Los países desarrollados han intentado transmitir las lecciones aprendidas al no tener en cuenta los efectos ambientales. No obstante, las naciones en vía de desarrollo suelen estar sujetas a severas restricciones financieras y no es sorprendente que estos consejos se pasen por alto. Para los países más pobres y sobrepoblados el crecimiento industrial, junto con el empleo y el mayor PNB resultantes, es más importante que la protección ambiental. Por consiguiente, es de esperar que el daño ambiental aumente con las regiones menos desarrolladas a medida que la población se incremente y se produzca un crecimiento económico.

 

TECNOLOGÍA DE PRODUCCIÓN

 

En el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial se experimentó un crecimiento sin precedentes en la economía de la mayor parte de los países más desarrollados, en particular Estados Unidos, Japón y la antigua Alemania Occidental. En Estados Unidos este crecimiento se ha producido en muchos sectores de la economía, en la agricultura y la silvicultura, la manufactura, las comunicaciones, los transportes, las industrias de recursos y otros. Se fabricaron en gran escala nuevos productos: televisores, aparatos estereofónicos, acondicionadores de aire, detergentes, vehículos para la nieve, plásticos, computadores, microcomputadores, artículos elaborados con fibras sintéticas, fertilizantes artificiales e insecticidas. Algunos de ellos sustituyeron artículos menos eficaces, no tan durables o más costosos. Por ejemplo, los detergentes reemplazaron a los jabones, las fibras sintéticas tomaron el lugar de la lana y el algodón, en tanto los fertilizantes artificiales sustituyeron la composta y los desperdicios animales. Posteriormente se observó que los nuevos productos y los desperdicios derivados de ellos resultaban muy perjudiciales para el ambiente. Son numerosos los ejemplos que ilustran este punto. Barry Componer, el eminente ecologista estadounidense, lo comenta en su libro The Closing Circle (1972):

 

-          El uso de plaguicidas, en particular el DDT, para controlar los insectos y aumentar así la producción agrícola, han tenido efectos colaterales muy serios en la vida silvestre y los seres humanos. Por ello hace poco se prohibió el uso del DDT en ciertos países.

-          La concentración de ganado en terrenos pequeños, nutridos con alimentos artificiales para obtener una alta productividad, dio como resultado el nacimiento de “industrias agrícolas”. Los criaderos para pollos, los asaderos o los comederos para cerdos y reses, pueden producir mayor cantidad de residuos orgánicos que domésticos. A causa de la escasez de tierra, los residuos que antes se depositaban en ella ahora suelen descargarse en los ríos sin tratamiento alguno, o manejados de manera deficiente, contribuyendo en gran medida a la contaminación del agua.

-          El uso intensivo de fertilizantes sintéticos, en particular los nitrogenados, ha incrementado los niveles de nitratos en las aguas superficiales y subterráneas; estos compuestos producen en los infantes metahemoglobinemia, o enfermedad de los “bebés azules”. El problema de la eutrofización de los lagos es otro efecto colateral del uso excesivo de fertilizantes sintéticos.

-          La producción de sustancias químicas orgánicas, utilizadas como materia prima para elaborar fibras sintéticas, plaguicidas, detergentes, plásticos y caucho artificial, ha aumentado en alto grado. Puesto que el uso de cloro es frecuente en estos procesos, su producción se ha incrementado también de manera notable, y esto ha requerido una mayor producción de mercurio, pues este metal se emplea para producir cloro. La creciente liberación de mercurio en aguas superficiales ha dado origen, a través de la cadena alimenticia, a elevadas concentraciones de mercurio en los peces, y consecuentemente envenenamiento en las personas que con frecuencia ingieren pescado. Además, los productos sintéticos requieren mucha energía para su producción, y la generación de ésta contribuye a aumentar aún más las presiones ambientales.

-          El enorme incremento en el número de automóviles (y hasta hace poco de automóviles de gran potencia), junto con el cambio en el transporte de mercancías de trenes a camiones, han hecho crecer de manera significativa los problemas de contaminación del aire.

-          La introducción de botellas no retornables y latas ha introducido a aumentar el problema de eliminación de desechos sólidos y a incrementar la generación de basuras.

-          El empacado de alimentos, así como otros tipos de embalaje, ha generado grandes cantidades de residuos sólidos que es necesario recolectar y eliminar.

-          El enorme incremento en la producción de energía eléctrica ha dado origen a una fuente creciente de problemas de contaminación. Las emisiones de dióxido de azufre (SO2) y de diversos óxidos de nitrógeno (NOX) de las plantas de energía eléctrica contribuyen de manera importante a generar la lluvia ácida. Las emisiones radiactivas potenciales derivadas de la operación de las plantas de energía nuclear, junto con la eliminación de desechos radiactivos de bajo y alto nivel y las descargas de agua de enfriamiento a alta temperatura, constituyen otros problemas ambientales.

 

URBANIZACIÓN

 

El término Urbanización se refiere a un aumento en la proporción de la población urbana con respecto a la rural. Históricamente, es posible que las semillas de la urbanización se hayan sembrado hace mucho tiempo, entre el 7000 y el 5000 a.C., en lo que se denomina la Revolución Agrícola. De manera gradual, los cazadores nómadas y los recolectores de alimentos de aquella época se asentaron en número cada vez mayor para domesticar animales y cultivar alimentos. El resultado de esta transición fue la creación de un excedente de alimentos que liberó a las personas del duro trabajo de labrar la tierra. Pronto se genero división y especialización del trabajo en este grupo recién surgido de población no agrícola. A partir de estos primitivos desarrollos sociales, la comunidad creó estructuras sociales complejas e interrelacionadas que hoy podemos reconocer como ciudades. Las primeras ciudades surgieron a lo largo del río Tigris y Éufrates entre 4000 y 3000 a.C., en lo que hoy es Irak. Los factores ambientales desempeñaron un papel primordial en el desarrollo de estas primeras ciudades. Para el cultivo se necesitaban cerca terrenos llanos con suelos ricos. Existía la necesidad de un fácil acceso al solar y debía haber agua disponible. Los lechos de inundación del Tigris y del Éufrates, así como los de los ríos Nilo e Indo, eran ideales para estos propósitos. Esta primera urbanización dio origen a la destrucción de bosques en el Medio Oriente para proveer de madera y combustible a las ciudades; posiblemente éste fue el primer impacto ambiental, sin duda uno de los más desastrosos de la historia. La inestabilidad resultante del suelo, la desertificación consiguiente, y finalmente la pérdida de tierras productivas fueron las consecuencias trágicas que todavía sufre esta región.

 

Sin embargo fue en el siglo XVIII cuando la urbanización se aceleró de verdad. La urbanización limitada que había tenido lugar antes de ese momento se debió casi por completo a la migración (de personas que ya no eran necesarias para la agricultura) desde las áreas rurales a los pueblos. El incentivo para el crecimiento urbano en los últimos 200 años ha sido el desarrollo tecnológico, que ha estimulado la industrialización y aumentado la mano de obra en las ciudades.

 

 

DEFINICIÓN DE URBANIZACIÓN

 

Es difícil comparar estadísticas de tendencias y tasas de urbanización en diversos países.

El problema surge en función de las múltiples definiciones de urbanización. Ciertos países hacen la distinción entre áreas urbanas y rurales por el tamaño de la comunidad. Pero ¿en qué punto una concentración de personas se convierte en urbana? ¿Cinco mil? ¿Diez mil? ¿Cien mil? Lo que se define como urbano en un país puede ser rural en otro. Por ejemplo, las áreas con un mínimo de 400 habitantes se designan como urbanas en Albania, en tanto que en Japón el límite inferior es de 50.000 habitantes. En otros países la condición urbana se asigna con base en la densidad. En suecia, las áreas urbanas son las construidas con menos de 200m entre cada casa; en la India se refiere a los lugares con una densidad mayor de 1.000 personas por kilómetro cuadrado, donde al menos tres cuartas partes de la población masculina adulta está empleada en trabajos agrícolas. Otros países definen las áreas urbanas en términos del alcance de las características urbanas, como el número de plazas o escuelas, o incluso la disponibilidad de servicios de alcantarillado, electricidad o suministros de agua. Algunos países clasifican las áreas urbanas por el tipo y alcance del control administrativo que se ejerce en ellas.

 

Las múltiples definiciones de áreas urbanas, consecuencia de diferencias históricas, culturales y administrativas entre las naciones, dificultan el discernimiento de un patrón común.

 

SITUACIÓN ACTUAL

 

El acelerado crecimiento urbano de la segunda mitad del siglo XX ha sido un fenómeno global. Este incremento ha sido más notorio en las regiones menos desarrolladas del planeta y se ha producido a una tasa del 4% o más durante el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial. En las regiones más desarrolladas, y durante el mismo periodo, la urbanización alcanzó un promedio de 2%, que es más o menos la mitad de la tasa de crecimiento de la población en las R-D. Aunque la tasa de crecimiento de la población en las R+D ha estado disminuyendo, la proporción urbana ha crecido del 55 al 70% de la población total. Gran parte de este aumento se debe a la disminución que ha existido de la población rural que se va de las áreas rurales a las urbanas, más que ha la llegada de nuevos inmigrantes a las ciudades.

 

El crecimiento extremadamente rápido de la población urbana en las R-D en comparación con las R+D se aprecia con claridad en la figura 2-10. En 1950 las R+D tenían alrededor del 60% más población urbana que las R-D, pero para 1990 la población urbana en las R-D era casi el doble que en las R+D (1.500 millones contra 875 millones; figura 2-10.).

 

 

Las proyecciones de la ONU sugieren que para el año 2025 las R-D tendrán más de 4.000 millones de pobladores urbanos, en comparación con 1.100 millones de las R+D. Obsérvese en la figura que las tasas de crecimiento de la población han estado disminuyendo en las áreas rurales de las R+D durante algún tiempo, en tanto que la misma tendencia apenas se inicia en las R-D.

 

La tendencia hacia una mayor urbanización tendrá repercusiones importantes tanto para las regiones más desarrolladas tanto para las de menor desarrollo. Si la tasa de crecimiento económico de un país no excede la tasa de crecimiento de población urbana, las condiciones de vida en las ciudades de esa nación no mejorarán. Por otra parte, si la economía no sigue el ritmo de crecimiento urbano, la implicación puede ser que la mayor parte de los recursos se consumirán para sostener a la población urbana y quedarán pocos, si es que acaso quedan, para la economía rural. La producción agrícola por agricultor tendrá que aprovisionar al número creciente de habitantes urbanos y a la población rural en descenso o de crecimiento más lento.

 

CRECIMIENTO DE LAS CIUDADES

 

Una de las características actuales de la urbanización es la tendencia hacia el “Gigantismo Urbano”. Se ha estimado que en el periodo 1950 a 1975 las ciudades con 5 millones de habitantes o más casi duplicaron su participación de la población urbana total, en tanto que las ciudades con menos de 100.000 habitantes perdieron importancia relativa. Esta tendencia se refleja en la tabla 2-5.

 

También se manifiesta en esta tabla la tendencia hacia el gigantismo urbano en muchas de las regiones menos desarrolladas. Por ejemplo, se ha proyectado un aumento en el porcentaje de habitantes urbanos de las R-D que viven en ciudades de más de 5 millones, de 2.2% en 1950 a 23.5% para el año 2000. Estadísticas similares para las R+D muestran un salto de 9% en 1950 a sólo 16.4% en el año 2000. Por consiguiente, en las R-D ciudades como la de México, Sao Paulo y Shangai pronto tendrán poblaciones mucho mayores que ciudades como Tokio y Nueva York de las R+D. Con el propósito de ilustrar mejor este punto, la tabla 2-6 rastrea el historial de población reciente con proyecciones al año 2000 para algunas ciudades grandes. París y Londres, las grandes ciudades históricas, en 1990 salieron de la lista de las 12 ciudades más grandes del mundo.

 

 

La densidad mundial en 1976 era de 20 personas por kilómetro cuadrado. Esta cifra no parece muy alta, pero no toma en cuenta la tendencia humana a reunirse en grupos: las ciudades. Sólo el 30% del suelo del planeta es potencialmente arable. El resto, en las montañas, las áreas gélidas, los desiertos y otras zonas estériles, es de poca utilidad para la agricultura. Para todo fin práctico, los suelos arables limitados deben sostener a la creciente población mundial.

 

En contraste con la baja densidad global, la densidad en las áreas urbanas puede ser mayor en dos órdenes de magnitud. Por ejemplo, la densidad de Hong Kong es de más de 6.000 personas por kilómetro cuadrado. Los problemas de suministro de agua, eliminación de desperdicios, vivienda y transporte que crean estas densidades tan altas son apabullantes.

 

IMPACTO AMBIENTAL

 

Es importante reconocer los efectos que la urbanización y la industrialización tienen en el ambiente. La matriz de impactos ambientales proporciona un inventario y una presentación convenientes de estos efectos. El trabajo pionero de esta área fue obra de Leopold et al. (1971), y ha sido reseñado por Munn (1979). En las tablas 2-7 y 2-8 se ilustran las matrices de impactos de la urbanización y la industrialización. El eje horizontal enumera diversos aspectos de la urbanización o la industrialización, en tanto que el eje vertical contiene los componentes del ambiente: la atmósfera, la hidrosfera, la litosfera, los impactos humanos, y otros según corresponde. Los elementos de la matriz identifican interacciones potenciales entre cada actividad y cada característica ambiental. De esta manera, se pueden considerar preguntas acerca de cada elemento de la matriz. Por ejemplo, ¿afecta la industria minera la calidad del aire? (Respuesta: sí, por la materia particulada que se desprende del procesamiento). La técnica de matrices asegura que se formule la mayor cantidad de preguntas. Si un efecto no se considera, es porque se ignora su existencia, no por olvido.

 

Los impactos identificados se pueden clasificar entonces como graves, moderados, leves ó nulos; también se puede utilizar un esquema numérico. La clasificación es en último término subjetiva, y de preferencia debe estar a cargo de varias personas que influyan en la opinión de los demás, con la esperanza de que surja un consenso imparcial e informado. Suelo poner un énfasis especial en los cambios ambientales que son irreversibles, como las perturbaciones graves del terreno, la extinción de especies raras o en peligro, o la contaminación generalizada.    

 

Los impactos ambientales de la urbanización son múltiples y muy variados (tabla 2-7).

El efecto atmosférico predominante de la urbanización es la alteración de la química atmosférica por la liberación de cantidades masivas de CO2, óxidos de azufre, nitrógeno, polvo, materia particulada y sustancias químicas tóxicas. Las fuentes de estos contaminantes son diversas; la industria, casi todas las formas de transporte, la calefacción de los edificios, los incineradores municipales, las obras para tratamiento de aguas negras, las quemas al aire libre y los rellenos sanitarios. Sobre los centros urbanos se produce un calentamiento significativo de masas de aire como resultado de la reirradiación de superficies que absorben calor, como caminos, estacionamientos y techos, todo esto además del calor que desprenden los sistemas de combustión y las industrias. La combustión de hidrocarburos, en particular los que se utilizan en el sector del transporte, da origen al esmog fotoquímico, generado por la interacción de diversos productos secundarios del proceso de combustión y la energía de la radiación solar.

 

 

 

 

 

El impacto de la urbanización en la hidrosfera es grave a causa de los grandes volúmenes de agua pura que es necesario suministrar y la magnitud proporcional de agua contaminada que es preciso eliminar. Las aguas pluviales también tienen un impacto. Aunque es posible que las cantidades totales de aporte pluvial no se alteren de forma significativa, la rapidez y las características del desagüe pueden causar daños o inconvenientes. La rapidez con que el agua escurre de un camino o un estacionamiento pavimentados, o de un techo liso inclinado, es considerablemente mayor que la rapidez con la que desaloja un área rural o boscosa (como un parque de golf o un parque). En consecuencia, el agua se puede acumular con rapidez en un sistema urbano de drenaje y, si se produce un desbordamiento, podrían ocurrir daños extensos por inundación. Más aún, estas aguas pluviales suelen estar contaminadas con sustancias químicas o partículas absorbidas durante la precipitación, o con materiales de tipo aceitoso arrastrados de las calles y estacionamientos. La degradación de los recursos acuíferos por el agua pluvial es un problema en casi todos los medios urbanos. Otro contribuyente potencial de la contaminación de la hidrosfera es el drenaje, llamado lixiviado o percolado, que procede de los rellenos sanitarios para residuos municipales sólidos o de desechos tóxicos y peligrosos.

 

Con base en una inspección visual del ambiente urbano, uno concluiría que la litosfera es la parte del ambiente alterada en mayor medida por la urbanización. El estado original del ambiente parece haber cambiado de manera irreparable. Las elevaciones de la superficie han sido modificadas, los ríos desviados y las tierras bajas excavadas para crear bahías o rellenadas para levantar construcciones. En muchas ciudades la “orilla del agua” ha sido desplazada más adentro del lago para facilitar el desarrollo y la expansión de la industria, el transporte y las instalaciones recreativas. De hecho, la construcción de edificios y caminos ha reformado el carácter de muchas regiones. Los ecosistemas nativos se han reemplazado por patrones urbanos. La circulación del aire ha sido alterada (en una escala local) por la presencia de edificios altos y chimeneas. El transporte, tanto público como privado, es el causante de una variación considerable del paisaje en virtud de la construcción de caminos, vías férreas, estacionamientos, aeropuertos, bahías e instalaciones para almacenamiento y embarque. La provisión de servicios municipales como torres de agua, estaciones de bombeo, depósitos, rellenos sanitarios y otras estructuras determinan algunos de los cambios que se observan en el ambiente urbano.

 

Los impactos humanos de la urbanización tienden a ser difíciles de definir  y evaluar. Los efectos del ruido y de la contaminación del aire y del agua sobres la salud, las tensiones psicológicas causadas por alta densidad, así como un medio con un “ritmo” relativamente rápido no se cuantifican con facilidad. Varios efectos  no son especialmente  nocivos en los contactos aislados, pero la exposición prolongada a la inhalación de concentraciones bajas de plomo, por ejemplo, puede ser un problema serio. Los impactos psicológicos son lo menos comprendidos y, en consecuencia, los más difíciles de evaluar. No obstante, pocas personas estarían dispuestas a negar la existencia de estas tensiones.

 

Establecer los impactos de la industrialización tiende a ser un poco más difíciles que con los de la urbanización, ya que el foco de atención es un grupo más pequeño de interese. La tabla 2-8, que presenta los impactos ambientales de grupos selectos de industrias, está organizada de manera similar a la tabla 2-7, la cual muestra los efectos de la urbanización. Aunque la tabla se explique por sí misma en grado razonable, puede ser útil una breve revisión, y como ejemplo analizaremos la industria minera.

 

El impacto de la industria minera en el ambiente es considerable. La explotación al aire libre y el transporte de los minerales aportan materia particulada a la atmósfera. El procesamiento (fundición, tostación, etc.) de los minerales metálicos aporta, según el material que se procesa, óxido de azufre y de nitrógeno a la atmósfera. Diversas emisiones gaseosas pueden ser nocivas, tóxicas, o en el caso de los óxidos, precursoras de lluvia ácida.   

 

El drenaje en el que se vierten los desechos de las minas puede arrastrar materiales peligrosos hacia recursos acuíferos de superficie o subterráneos          cercanos. En ocasiones, los residuos de procesos se descargan directamente al cuerpo de agua receptor, deteriorando la calidad del agua y afectando la vida acuática. Los impactos más patentes de la minería en la litosfera son: (1) los residuos derivados de la descarga de desechos y desperdicios de proceso directamente en el suelo, y (2) el trastorno de muchas actividades, como la agricultura, la silvicultura y la recreación, en particular a causa de la explotación a cielo abierto y la cantería.

 

El impacto de la industria minera en la salud y el bienestar humano es objeto de debate. Sin embargo, los efectos adversos de la exposición continua de los mineros a minerales como el carbón (que causa la enfermedad del pulmón negro) y el asbesto (que causa asbestosis) han sido establecidos más allá de toda duda. La contaminación por ruido causada por operaciones de explotación de minas o canteras cerca de áreas habitadas también puede tener efectos negativos en la salud y el bienestar de la población local.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



 

EL DILEMA DE LA INDUSTRIALIZACIÓN Y LA URBANIZACIÓN

 

La industrialización y la urbanización son fenómenos mundiales. Un número creciente de personas están habitando en ciudades cada vez más grandes. Estas comunidades de alta densidad poblacional plantean un reto especial en cuanto al aprovisionamiento de agua potable, aire limpio, eliminación de desperdicios, transporte y espacio recreativo, la comunicación moderna ha transformado el mundo en una aldea global y ha elevado las expectativas de la mayoría de nosotros respecto a una vida mejor. Se requerirá un enorme ingenio, diplomacia y determinación de parte de los líderes mundiales y de quienes los ayudan (científicos, ingenieros, abogados, economistas y gerentes) para dirigir el desarrollo a lo largo del próximo siglo. Con el objetivo de influir en las políticas gubernamentales relacionadas con estas cuestiones han surgido grupos de presión que generalmente plantean su causa de manera prejuiciada y exagerada. No es sorprendente que aparezcan informes diametralmente opuestos sobre una cuestión ambiental específica. Todos hemos sido testigos de esto en la prensa popular, la radio, la televisión y el campo científico. En ocasiones se dificulta saber a quiénes y qué creer.

 

Ciertos grupos afirman que el continuo crecimiento económico de las naciones es una meta imposible que, de forma inevitable, llevará al fracaso de la sociedad mundial y al desastre ambiental. Estas personas argumentan que una economía de estado estacionario es una situación futura necesaria y deseable, aunque los tiempos para esto habrán de variar de manera considerable, aunque los tiempos para esto habrán de variar de manera considerable entre las naciones, de acuerdo con su estado actual de desarrollo. Por ejemplo, Daly (1977) afirma que “una economía de consumo de grandes masas al estilo de Estados Unidos, ante una economía dominada por el crecimiento de una población mundial de cuatro mil quinientos millones de personas es imposible. Aún más imposible es el prospecto de un nivel creciente de consumo per cápita para una población mundial en continuo crecimiento”. Meadows et al. (1972). Schumacher (1973), Ward (1976) y Ward y Dubos (1972) se han ocupado también del controvertido tema del crecimiento limitado.

 

Por otra parte, prácticamente todos los países están tratando de aumentar su participación en la economía global. Las compañías multinacionales compiten de forma vigorosa por los mercados mundiales. Los países subdesarrollados que intentan industrializarse encuentran que su escala de salarios, mucho más bajos, les proporciona una ventaja competitiva respecto a los países desarrollados en ciertos campos. La recesión económica y el desempleo consiguiente tienen un efecto predecible en la perspectiva       delos gobiernos respecto al conflicto aparente entre crecimiento económico y protección ambiental. Por desgracia, cuando el problema se presenta de manera simplista como empleos contra ambiente limpio, la presión que se ejerce sobre los políticos para que permitan a la industria “diferir” las medidas de control de la contaminación suele ser irresistible.

 

Dos informes estadounidenses ponen de relieve la controversia entre las filosofías ambientales de “ruina y pesimismo” y de “las cosas van mejor”. El Global 2000 Report to the President of the United States (Barney, 1980), encargado por el presidente Carter, fue elaborado en gran medida por dependencias gubernamentales y cuasi gubernamentales. Aunque resulte presuntuoso clasificar un informe de tan grandes dimensiones en una de las categorías mencionadas, pertenece a la de “ruina y pesimismo”. Una versión actualizada, titulada originalmente Global 2000 Revised, elaborada por un grupo de científicos independientes encabezados por J. L. Simon y Herman Kahn, estaba en total desacuerdo con varios aspectos de la versión anterior. El informe, que posteriormente se llamó The Resourceful Earth (Simon y Kanh, 1985), afirmaba: “si las tendencias actuales continúan, en el año 2000 el mundo estará menos atestado y menos contaminado; en términos ambientales será más estable y menos vulnerable a la perturbación de los recursos y aprovisionamiento de ellos”. Así pues, dos estudio serios sobre el mismo tema llegan a conclusiones muy diferentes.

 

Uno de los informes más completos sobre los efectos del abuso ambiental en la economía del planeta fue elaborado en tres años por una comisión de 22 miembros de la ONU encabezados por la primera ministra noruega Gro Harlem Brundtland (Naciones Unidas, 1987). El informe advertía que la contaminación y el uso excesivo de los recursos amenazan con alterar de manera radical tanto el planeta como la vida de muchas especies que lo habitan, entre ellas la humana. El accidente químico de Bhopal (el peor accidente industrial hasta la fecha), la hambruna africana y la muerte anual de aproximadamente 20 millones de niños por enfermedades relacionadas con la desnutrición y agua insalubre para beber fueron algunas de las calamidades señaladas. La predicción para la década de 1990 fue que habría aún más desastres, en particular sequía e inundaciones, que se asocian de la manera más directa con un mal manejo ambiental.

 

Una advertencia similar fue la que expresó Lester Brown (1987), presidente del World-watch Institute, quien señaló que el uso humano del aire, el agua, los suelos, los bosques y otros sistemas que sostienen la vida sobre la Tierra estaba llevando a esos sistemas a cruzar los “umbrales” en los cuales ya no se puede más que causar daños permanentes a la naturaleza. En reconocimiento a la importancia de la protección ambiental, el Banco Mundial anunció en 1987 que los factores ambientales serían una de las consideraciones primordiales en todas las decisiones futuras de préstamos y políticas bancarias.

 

Es de esperar que el gran abismo en cuanto a calidad de vida entre las naciones más ricas y las más pobres del planeta se ensanche a causa del aumento de las tasas de crecimiento poblacional en las regiones menos desarrolladas. Las naciones desarrolladas han reconocido la desigual distribución de la riqueza, pero les ha resulta difícil desviar de sus recursos cantidades suficientes para ayudar a los países más pobres, pues ellas mismas encaran problemas de crecimiento económico lento e inflación. Los costos crecientes de los recursos, en particular de la energía, han causado severos problemas económicos a tos los países, pero en especial a los pobres, quienes deben pagar sus importaciones de energía con cualesquiera exportaciones que consiguen hacer. Las tres cuartas partes de la población mundial que ahora residen en las regiones menos desarrolladas aspiran alcanzar el mismo nivel de vida que la cuarta parte que vive       en las regiones más desarrolladas, el consumo global de energía y recursos tendría que aumentar aproximadamente diez veces para que eso sucediera. Sin embargo, al considerar las reservas actuales de energía su valor, es claro que esto es imposible. Además, un aumento de diez veces el consumo de energía y recursos podrá significar también el mismo incremento en la contaminación, el cual sería difícil o (lo que es más probable) imposible de asimilar  por el entorno. En último término, el nivel de vida de los países más ricos tendrá que descender para dar cabida a un aumento en el nivel de vida de los países más pobre. (Podrá suceder estos por medios pacíficos) Debemos confiar que se encontrara un medio para ello.                   

       

 

Fuente: Henry Glynn,Ingenieria Ambiental,Prentice Hall, Segunda Edición.

 

 


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